Thursday, December 20, 2012

ASESINATO DE VEINTE NIÑOS Y UN DILUVIO DE ORACIOINES


ASESINATO DE VEINTE NIÑOS Y UN DILUVIO DE ORACIONES

                                                                                    Chencho Alas

            El pasado 14 de Diciembre será recordado en la historia de los Estados Unidos como uno de los días más trágicos. Adam Lanza, un joven de 20 años de edad, vestido con uniforme negro y chaleco militar portando un fusil de asalto y dos pistolas, entró a la Escuela Primaria Sandy Cook de la ciudad de Newtown, estado de Connecticut, y mató a 26 personas entre ellas a 20 niños de cinco a diez años de edad. Antes de cometer esta masacre, Adam había matado a su madre quien era la dueña de las armas. El dolor y la angustia cubrió como un manto negro a la pequeña ciudad del noreste de los Estados Unidos. El último crimen cometido en esta zona había sido perpetrado diez años antes, lo que indica que Newtown era una ciudad que gozaba de mucha tranquilidad.

Adam, un joven introvertido, quien sufría de autismo, -incapacidad de interacción social, tendencia al aislamiento y estereotipias- era hijo de una pareja que se divorció el año 2009 quedando la madre al cuidado del joven. La misma madre sufría también de conductas poco normales, entre ellas, su amor enfermizo por las armas. Lo sucedido el pasado viernes es el fin de una triste historia que nos revela lo inútil que resulta para prevenir casos de aislamiento y alienación social cuando la familia no está unida, cuando los diferentes miembros de una familia no colaboran para darse apoyo entre si, sobre todo con los más débiles, aquellos que se encuentran en una situación de desventaja psicológica, física o ambas.

La reacción a nivel de Estados Unidos y de mayoría de países no se hizo esperar. Era normal. La masacre de 20 niños de cinco a diez años de edad impacta necesariamente a cualquier ser humano, sobre todo si se tiene en cuenta que esta es la mayor masacre de infantes registrada en la historia de este país. Una de las manifestaciones más continua ha sido la necesidad de orar, el volverse a la oración como medio de enlace con lo divino y con el recto orden en el cual estamos supuestos vivir. El llamado a la oración ha sido común para quienes se oponen al uso de armas como para los que están a su favor, lo que me lleva a preguntarme ¿cuál es el sentido y función de la oración?

La oración no es un simple sentimiento o emotivo movimiento del corazón o la conciencia a Dios para pedirle algo o ponerse en sus manos. La oración es una aventura y un compromiso. Implica en su misma esencia en algunos casos el agradecimiento y en otros el pedir perdón o la voluntad de cambio. En el caso que nos ocupa creo que la oración demanda de nosotros el pedir perdón y el compromiso de cambio. ¿Cambio de qué? Cambio de mentalidad, de actitud, respecto a las normas que rigen la producción, la compra y el uso de armas. El ciudadano de los Estados Unidos cree que tiene todo el derecho a poseer armas y hacer uso de ellas sin ninguna interferencia de leyes que le puedan poner barreras. Un arma de guerra, un rifle semiautomático, una pistola se encuentran en el mismo nivel respecto al derecho de su posesión y uso. Existen 3,500.000 de armas en los hogares de este país.

¿Tiene sentido recurrir a la oración cuando repetidamente se dan estas masacres en este país o en cualquier otro país? Me parece que no. La oración nos exige cambio y compromiso para ponerle paro a dicha violencia, para cambiar las leyes, para educar en valores y principios que protejan la vida, para no hacer de los asesinos héroes de películas, de juegos animados y de periódicos.

Mientras no se respete este compromiso, la oración es un simple babear o un velo que nos cubre la hipocresía de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de nuestra manera real de pensar. Cuando Barak Obama y su gente invoca a Dios en casos como este, ello supone la voluntad de cambiar las leyes que rigen a los Estados Unidos respecto a la fabricación, comercialización y uso de las armas. ¿Habrá cambios esta vez o se dejará para un mañana que no tiene fecha en los anales de la historia?



Tuesday, September 18, 2012

EL FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO


EL FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO

                                                                                    Chencho Alas

            Es costumbre del Papa actual, Benedicto XVI, invitar a periodistas para que le acompañen en sus viajes internacionales. La semana pasada el Papa viajó al Líbano y conversó con los señores de los medios de comunicación. Uno de ellos le preguntó acerca del fundamentalismo y la violencia en el Medio Oriente. La respuesta del Pontífice fue muy clara: “El fundamentalismo es siempre una falsificación de la religión y va contra el sentido de la religión que invita a difundir la paz de Dios en el mundo… Debemos respetarnos los unos a los otros… El mensaje fundamental de la religión debe estar contra la violencia, que es una falsificación como el fundamentalismo…”

Un amigo me invitó a almorzar en un restaurante de comida rápida y dos médicos cardiólogos nos vieron y nos pidieron compartir la mesa. Uno de ellos, antes de sentarse, nos lanzó la siguiente pregunta: ¿Qué piensan ustedes del fundamentalismo musulmán? De inmediato intervine y le dije: “El fundamentalismo no es algo propio del Islam, lo encontramos en todas las religiones como una enfermedad que carcome la fe verdadera de los creyentes. Lo tenemos también entre los cristianos.” Eso bastó para que cambiáramos de tema.

Hace algunos años acompañaba a delegaciones de estudiantes universitarios judíos que llegaban al Bajo Lempa para acompañar a las comunidades campesinas organizadas en la Coordinadora del Bajo Lempa, ubicada del lado de Usulután. Después de participar con las familias en las labores del campo y una vez cenados, se dedicaban a estudiar la Torah, los cinco primeros libros de la Biblia. A veces se quedaban hasta la medianoche. Me gustaba acompañarlos. Algunos defendían con mentalidad muy liberal determinados temas de sus libros sagrados; otros se aferraban a la letra, muy rigurosos en la interpretación de los textos cayendo así en el fundamentalismo sionista. El fundamentalismo es justo eso, la lectura al pie de la letra de textos sagrados sin tener en cuenta el contexto de los mismos. Solo en el contexto encontramos su verdadera interpretación.

Algunas noches, comenzando a las dos de la mañana, el pastor evangélico de una comunidad vecina a Ciudad Romero iniciaba sus arengas leyendo los textos de la Biblia que más le convenían, lo que le permitía lanzar a los católicos al infierno “hasta con pasadita de tipo” y ofreciéndole a los seguidores el cielo como si fuera su propiedad privada. Ponía los parlantes a todo volumen, lo que hacía imposible dormir. En una ocasión fui a la policía y uno de los agentes me dijo que estaba en su derecho el predicar. Muy bien, le respondí, pero no tiene derecho a perturbar el descanso de tanta gente. Amenacé denunciarlo ante el juez y entonces cambió de opinión; fue al pastor y le pidió que no usara las parlantes a esas horas.

El fundamentalismo es una enfermedad de las religiones que las ataca y las vacía de contenido, las falsea. Desde luego, su origen no está en la religión misma sino entre los que la practican; personas que sufren de desequilibrios emotivos que los lleva a imponerse a los demás, a violentar el derecho ajeno y muchas veces a buscar la muerte del otro, de aquel que no piensa como él, de quien no acepta su fe como él la concibe. El fundamentalismo religioso es mucho más peligroso cuando se mezcla con posiciones políticas agresivas. Eso es lo que estamos viendo en el Medio Oriente, pero también se da entre nosotros los cristianos.

Cuando llegué a Suchitoto para ejercer mi trabajo pastoral nombrado por Mons. Chávez y González el año de 1968, lo primero que hice fue pedirle al sacristán que quitara los altoparlantes de la fachada de la iglesia. El se sorprendió y me dijo que no podía hacerlo porque el párroco anterior los había puesto y el pueblo los quería. Me obedeció con disgusto. ¿Qué derecho tiene la Iglesia Católica o las otras iglesias a perturbar el descanso, el silencio o las creencias de los demás? ¿Por qué voy a imponer una fe o una manera de vivir la fe al otro? Si quiere escucharme, que venga conmigo o que vaya a la iglesia que él o ella decida. La libertad religiosa es sagrada, es tan sagrada como la religión que alguien practica. Solo en la libertad se puede alabar a Dios.

Juzgo que deberían de darse leyes aboliendo el uso de parlantes fuera del ámbito de templos e iglesias. Sé que si se hace, habrá resistencias. Una señora bautista del Bajo Lempa vino un día hacia mi y me dijo: “Estoy feliz que ya vamos a tener nuestros parlantes para predicar el evangelio a nuestra comunidad”. Yo les respondí: “Señora, eso es horroroso, ahora van a haber tres iglesias compitiendo con los volúmenes de sus parlantes”. Ella me dijo: “Tenemos obligación de predicarle a la gente que no viene a nuestro templo el evangelio para que no se condene, si no lo hacemos, se van al infierno.”

¡Hasta el cielo y el infierno se han convertido en propiedad privada! 


Thursday, September 13, 2012

DOS CLASES DE LIDERES EN LA SOCIEDAD POLÍTICA


DOS CLASES DE LÍDERES EN LA SOCIEDAD POLÍTICA

                                                                                    Chencho Alas

            Existen en la sociedad política dos clases de líderes, el que ve hacia arriba y abajo y el que ve horizontalmente. El que ve hacia arriba y abajo tiene como característica principal el reconocimiento de que hay otros por encima de él a los cuales debe pleitesía, obediencia, subordinación y abajo se encuentra la chusma, el pueblo. En los mandos medios y altos del gobierno, el que ve hacia arriba es un arribista, generalmente un profesional sin autoestima, alguien con actitud de dependencia, sin valores propios, especialmente sin libertad y sin capacidad de reconocer la verdad objetiva. Acepta la verdad del que está arriba porque le conviene, porque le es más cómodo, porque sueña que de esa manera va a poder subir otro poquito más. Es un castrado mental y volitivo, dispuesto al fraude, que acepta fácilmente la corrupción, sobre todo si le trae beneficio propio. Esta clase de líderes suele hacerse rica de la noche a la mañana, con una acumulación de riqueza que siempre estará por debajo de los que están arriba.

El que ve hacia arriba mira a sus semejantes, a los que están en su nivel con suspicacia, con envidia, con temor de verse desplazado. Por lo tanto, las señales de amistad que da o que recibe no pueden ahondar en su psique debido a la maldita desconfianza en la que vive. En el fondo tiene un yo ahogado en su conciencia. La vida para él es un juego de conveniencias; no está dirigida por valores y principios. Tiene la capacidad de saltar de un partido a otro porque le conviene, porque quizá le trae más beneficios. Desconoce la necesidad de un plan de nación basado en el bien común, el buen vivir o su versión andina “sumak kawsay”, “que nos sale al encuentro como un evangelio de vida posible, digna y para todas las personas y todos los pueblos”.  Su afiliación política será con el partido que le permite gozar de algunos privilegios, aunque tenga que bajar la cabeza siempre ante los de arriba.

El que ve hacia arriba mira a los de abajo con desprecio, con contención. El pueblo solamente tiene algún valor durante las elecciones. Como son de abajo, se les puede agradar con una camiseta que rece ARENA, con tamales o tarjetas para comprar en los supermercados al estilo del PRI en las pasadas elecciones de Méjico. Son los hambrientos, necesitados, descamisados, sin trabajo a los cuales se les puede agradar con chucherías. Con sus semejantes o con los de arriba son corteses, caballerosos; a los de abajo fácilmente se les puede gritar, exigir, mandar o patear.

Quiero aclarar que no me estoy refiriendo a Norman Quijano, candidato a presidente de ARENA con la aprobación de los de arriba, de la argolla dorada, sin consulta con las bases. Desconozco a este personaje, pero él puede hacer su propio retrato a partir de los que miran hacia arriba.

El que ve horizontalmente respeta a los de arriba y a los de abajo. En todos reconoce los valores inherentes a su ser de personas no importa la ropa, el barrio donde vive, la escolaridad que tenga, la acumulación de riqueza o de pobreza que haya hecho, la religión a la que pertenece, si es ateo o creyente.

Está orgulloso de la libertad que goza, no importan las presiones que le quieran imponer; busca la verdad objetiva sabiendo que en ésta siempre hay más de algún elemento subjetivo. En su actuar político está guiado por valores y principios, por el concepto de nación que es algo para todos. No se alinea con intereses de grupúsculos o argollas doradas. No se vende ni pide a otros que lo hagan, porque su actuación está basada en el respeto, ni baila ante el partido que le ofrece ser alcalde, diputado o ministro. No ve a nadie con suspicacia, confía en sus propias cualidades y habilidades. Es capaz de vivir la amistad con profundidad.

Los que ven hacia arriba los encontramos infiltrados en todos los partidos, en algunos más que en otros. Pueda ser que en su tiempo fueron izquierdistas pero al ver el billete verde o el poder buscaron otro sitial, al estilo de Carlos Villalobos y algunos o algunas de sus camaradas.

Mi opinión es que Salvador Sánchez Cerén, candidato del FMLN, se encuentra en la clase de los que ven horizontalmente. La mejor prueba que tengo en su favor es su dedicación a la educación de los niños desde el Ministerio de Educación. Mientras Norman Quijano anuncia que va abolir el subsidio a los padres de familia para que envíen sus hijos a la escuela, -la entrega de zapatos, uniformes, y refrigerios-, Salvador ve en la educación de nuestra niñez el trampolín para el desarrollo de El Salvador.

Conclusión: Norman Quijano ve hacia arriba, Salvador Sánchez Cerén ve horizontalmente. ¿Con quién te quedas? Si ves para arriba, vota ARENA; si ves horizontalmente, vota FMLN.

Thursday, September 6, 2012

¿SEGUNDA REVOLUCION?


                                                        ¿SEGUNDA REVOLUCION?

                                                                                      Chencho Alas

           ¿Habrán iniciado un comandante guerrillero, Raúl Mijango, y un obispo, Fabio Colindres, la segunda fase de la revolución salvadoreña? La primera estuvo más orientada a la liberación de los campesinos oprimidos y sin tierra; se centró en el problema agrario debido a la concentración de la propiedad en muy pocas manos. El resultado obtenido: una liberación parcialmente resuelta. La segunda fase tiene que trasladarse a la ciudad, a los cinturones de miseria, a los niños y las mujeres pobres de las barriadas, a los jóvenes, a los hombres que encuentran trabajo un día sí y otro no.
La guerra desplazó miles de familias del campo a la ciudad y del país hacia el sur y norte de nuestro continente. Fueron cientos de miles de familias que se establecieron particularmente en los Estados Unidos, muchas de ellas llevando consigo niños pequeños que crecieron la mayoría solos porque sus papás tenían que trabajar para lograr el sustento de la familia. Muchos de esos niños ya un poco crecidos se enfrentaron a los cholos, a los negros, a las pandillas de Los Ángeles y de otras ciudades de este país. Poco a poco aprendieron que era necesario organizarse de la misma manera para poderse defender y formaron sus propias pandillas o maras, las dos más famosas: la 18 y la MS 13 o Salvatrucha. Pasaron de la defensa al ataque y de allí al crimen, a la cárcel y a la deportación. Ahora nos encontramos sumidos en un abismo de donde se duda si existe una salida.
Pareciera que la historia de las pandillas es así de simple. Nos equivocamos. Tenemos que retroceder en el tiempo y descubrir las causas que motivaron la guerra, los 12 años de enfrentamiento armado entre el FMLN y la oligarquía. Después del pequeño respiro que trajo al país la Alianza para el Progreso, 1962-1967, años en que hubo más empleo y un mínimo bienestar económico, la población se sumió en una mayor pobreza, sobretodo con la introducción de la revolución verde que permitió llevar adelante una política centrada en las exportaciones agrícolas abandonando los pequeños esfuerzos encaminados a asegurar la autosuficiencia alimentaria. La respuesta del gobierno que recibía órdenes de la oligarquía fue sacar al ejército a las calles de nuestras ciudades y a los senderos de nuestras comunidades campesinas para matar y la creación de los escuadrones de la muerte que llenaron de luto nuestros hogares u obligaron a las familias a salir del país.
¡La respuesta del FMLN fue contundente! El ejército, los escuadrones de la muerte y los asesores norteamericanos no pudieron vencer a los muchachos y fue necesario ir a la mesa del diálogo para firmar los Acuerdos de Paz. Pero, en esos acuerdos no se tocó el tema económico y quedó pendiente sobre todo el problema de miseria urbana. Por lo mismo, es necesario plantearnos una segunda fase de la revolución salvadoreña. Es necesario cambiar las estructuras en las cuales viven hacinadas las familias en las colonias y en los tugurios. Tenemos que preguntarnos sobre el estado de la seguridad alimentaria, la vivienda, la salud, la educación, el empleo, la producción y tantas otras cosas más. Las preguntas tienen que ser seguidas de respuestas.
Me pregunto si un excomandante guerrillero y un obispo han iniciado la segunda revolución que necesita El Salvador o solamente se trata de poner unos cuantos remiendos dejando que el mal continúe carcomiendo las entrañas de nuestro pueblo. Me pregunto si la empresa privada, la OEA, los gobiernos amigos se proponen crear un modelo de país que genere riqueza y sea imitado por otras naciones. Por lo que estoy leyendo, me temo que nos vamos a quedar muy cortos. Esta tarea sobrepasa las fronteras de una fundación que planifica construir cárceles modernas, como lo sugiere Antonio Cabrales. ¿No será que se quiere imitar el modelo de Estados Unidos, la privatización de las cárceles para que corporaciones israelitas, norteamericanas y de otros países del llamado primer mundo se beneficien? Si es así, mejorará un poquito la vida de los reclusos, pero el gran útero del pueblo pobre continuará sacando a luz nuevos hijos a hijas para que terminen en las cárceles o con un arma en la mano, dispuestos a matar.
Quizá sea necesario volver nuestra mirada hacia el sur, hacia Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador en donde se están dando cambios sin cañonazos que benefician a las mayorías y reafirman las soberanías nacionales.
Austin, Tx, 05 de septiembre de 2012
 

           
                                                                                   






Sunday, August 19, 2012

LA HISTORIA DEL MAL SIEMPRE TIENE DETRAS DE SI PERSONAJES QUE TIENEN NOMBRE Y APELLIDO




La Historia del mal siempre tiene detrás de si personajes que tienen nombre y apellido. Para ser libres hay que pararlos

José Chencho Alas

MONCADA
La historia del mal siempre tiene detrás de si personajes de carne y hueso que tienen nombre y apellido, que desconocen valores y principios éticos, que por encima de todo ponen su yo como suprema norma en sus relaciones con los otros seres humanos y con la madre naturaleza. La historia tiene una larga lista de estos nefastos individuos. Para mencionar a algunos de ellos, todos recordamos a Adolfo Hitler con sus ideas supremacistas, a Augusto Pinochet, el general chileno que se entronizó en el sur a sangre y fuego, a Ronald Reagan que mintió una y otra vez al congreso norteamericano en su locura por continuar el financiamiento y asesoramiento de las guerras en Centro América contra pueblos prácticamente indefensos. El yo los ciega como voluntad de poder y poder de dominación sobre personas y cosas.
Pero hay otros que no han ocupado puestos públicos y por lo mismo resultan menos conocidos pero igualmente dañinos. Uno de ellos es Sam Zemurray, apodado el “Banana Man” o “Banana King”, el hombre banana o rey, judío nacido en Rusia quien a temprana edad se estableció en el sur de los Estados Unidos, en Mobile, Alabama. Según Rich Cohen, otro judío, hacia el año 1893 tuvo la oportunidad de comerse el primer banano llegado de Jamaica, y el sabor de la rica fruta le llenó la imaginación de sueños de riqueza y de poder que llevó a la realidad a sangre y fuego.
La historia de nuestros países centroamericanos está muy ligada a las ambiciones de poder de Zemurray, particularmente Guatemala y Honduras convertidas por el Banana Man en su pequeño imperio gracias a la United Fruit Company, su teatro de operaciones. Zemurray es un icono del capitalismo inspirado en el individualismo a ultranza, alguien que inspiró a muchos de los industriales de Estados Unidos, que desconocen las dimensiones sociales del poder estatal, al estilo de Sarah Palin, la diosa del Tea Party en cuyas garras ha caído el partido republicano y contra el cual se estrellan muchas de las propuestas de Barak Obama.
Zemurray fue el conspirador y financista que provocó la caída de por lo menos dos presidentes  centroamericanos, el más conocido, Jacobo Arbenz, jefe de estado de Guatemala, quien se propuso llevar a cabo una tímida reforma agraria en las tierras ociosas de ese país. Zemurray logró convencer a Washington de que Arbenz era comunista y que lo tanto, tenía que proteger los intereses de la United Fruit. Fue la CIA la que se encargó de comprar y beneficiar militares guatemaltecos, el más conocido de todos, Castillo Armas, para que diera un golpe de estado el año el año 1954.
Gracias a Zemurray, United Fruit Company se convirtió en la corporación más rica de Centro América, acaparando grandes extensiones de tierra, el 85% de las cuales mantenidas ociosas, mientras los pueblos de Guatemala y Honduras eran víctimas de la expropiación, no importando si para ello se hacía necesario pasar a cuchillo las gargantas de quienes se oponían. Los ejércitos de estos países estaban a la orden del poder imperial, triste historia que han jugado nuestros militares en todos los países centroamericanos sin excepción.
La historia nos enseña que no se puede permitir el crecimiento desmesurado de personajes sin escrúpulos, que tienen en su cerebro el signo del dólar al cual le rinden tributo, lo idolatran. No se puede dejar en manos de estos individuos los destinos de los pueblos porque los esclavizan para sacarles hasta la última gota de sangre para provecho individual. Hoy como ayer, estos hombres existen y están ejerciendo su poder soberano. Los encontramos en cada uno de nuestros países. Pagan muy pocos impuestos y acaparan las licitaciones de los proyectos estatales compitiendo a veces de manera amañada gracias a los corruptos que se encuentran en todos los ministerios. Un ejemplo actual lo tenemos en la región del Aguan de Honduras en donde han sido asesinados por la policía y el ejército más de 60 campesinos en los últimos meses debido al reclamo que han hecho de sus tierras que fueron confiscadas y entregadas a Miguel Facussé de origen palestino.  Todo mundo sabe que en Honduras el poder de Facussé está por encima de Pepe Lobo, presidente de ese país.
El pueblo tiene que vigilarlos, lo cual es posible. Hay señales de esperanza de que las cosas se pueden revertir en los movimientos que se están dando en muchas latitudes del planeta. Los Indignados, Soy #132 de Méjico, los levantamientos estudiantiles al estilo de Chile, los frentes de resistencia popular como el de Honduras se están multiplicando y hay que apoyarlos. Ellos constituyen nuestra esperanza de liberación.
Austin, Tx, 19 de agosto de 2012

Saturday, June 30, 2012

SALVADOR SÁNCHEZ CERÉN, EL CANDIDATO PARA PRESIDENTE DEL FMLN

SALVADOR SÁNCHEZ CERÉN, EL CANDIDATO PARA PRESIDENTE DEL FMLN

Chencho Alas

MONCADA

La cúpula del FMLN ha echado los dados y el ganador para la contienda que se avecina es Salvador Sánchez Cerén. ¿Ganará las elecciones el excomandante del FMLN? ¿Se repetirá la historia de Schafik Handal? ¿Saldrá el FMLN de nuevo ganador de la silla presidencial? ¿Se fortalecerá el FMLN como partido aunque pierda las elecciones? ¿No sería mejor llevar otro candidato que no levante tanto polvo y al mismo tiempo robustecer al partido? Las preguntas abundan.

La derecha con ARENA a la cabeza debe estar celebrando la elección de Salvador y preparando toda clase de acusaciones para infundir miedo en los votantes, después de todo en eso son maestros, pero resulta que no nos interesa la derecha sino la izquierda que debe comenzar una tarea nada fácil de llevar a su candidato al poder y al partido vencedor, crecido.

Nadie que sea honesto puede acusar a Salvador de falta de entrega a los intereses del pueblo, de espíritu creativo en el Ministerio de Educación, de sencillez y transparencia en su vida personal, lo que considero de tremenda importancia para las relaciones que hay que establecer con las bases. Algunos dirán que fue un duro como guerrillero; quizá tengan razón, pero la guerra no se lleva con guantes de seda; como solución para liberar a un pueblo, ella en si misma es dura y difícilmente justificable, a no ser que los opresores no permitan un palmo de piedad humana, como lo demostraron los militares y quienes financiaron los escuadrones de la muerte con las matanzas de niños, de mujeres, de jóvenes, de religiosos, incluyendo al Arzobispo profeta, mártir y santo, Mons. Oscar Romero.

Hace unos cuantos días, alguien me decía que Salvador no tiene la capacidad intelectual, la preparación académica que se requiere para el manejo de un estado. Muchas veces se cree que la academia es la que da esos conocimientos. Para comenzar, son contadas las universidades en El Salvador que se puedan calificar casas de altos estudios. La mayoría ha caído en la trampa del negocio educativo al igual que se venden granos básicos o productos de ferretería. El conocimiento no nace solo, proviene de la experiencia sobre la cual se reflexiona y así se montan las ideas. Este conocimiento puede ser trasmitido mediante el estudio y la enseñanza o puede ser adquirido mediante la experiencia propia. Un científico tiene que experimentar muchas veces en el laboratorio para llegar a un nuevo conocimiento y formular una teoría.

Salvador tiene mucha experiencia adquirida a lo largo de sus años de lucha y de servicio. Por otra parte, un estadista no es una isla; para poder llevar adelante su misión necesita de gente capacitada, de consejeros y sobre todo, saber escuchar al pueblo allí donde se encuentra, en el campo, en la ciudad, en la escuela, en el mercado, en la cancha de futbol… Para llegar al pueblo no se necesita de carros de carrera sino vehículos de 4 x 4 o simplemente caminar. Necesita de manera particular escuchar al partido que lo lleva al poder porque el voto lleva en si mismo los sueños de una mayoría, aunque terminada la elección se sea presidente de todos.

Me gusta mucho hacer la diferencia entre individuo y persona. Un individuo es un ser aislado, un ser para si, no abierto al otro. Esa es la gran debilidad del capitalismo, de su filosofía individualista que le lleva a una política en donde se suman individuos y no pueblo, no comunidad. Elegir a alguien de ARENA será volver a los Cristiani, los Calderón Sol, los Flores, los Saca, o sea, un gobierno individualista entregado a los que tienen poder económico. Persona es algo diferente, es un yo abierto al otro, a los otros, a la comunidad. Solamente se es persona si se va más allá del yo y se pasa al nosotros. La Iglesia tiene un dogma muy bello: La existencia de un solo Dios verdadero y tres personas distintas. ¿Por qué no decimos de tres individuos distintos? Porque ya no sería la comunidad trinitaria del Padre, del Hijo y del Espíritu de Amor.

¿Llegará Salvador a presidente? Depende de nosotros, no de ARENA. Recuerden que la arena es movediza y la podemos hacer a un lado para siempre, aunque se necesita con el cemento para hacer una construcción. A nosotros nos toca cimentar nuestro país y que arena nos colabore. ¿Será posible?

Austin, Tx, 29 de junio de 2012

Wednesday, June 27, 2012

PUEBLO Y POLÍTICA

PUEBLO Y POLÍTICA

         Chencho Alas

MONCADA

         Fernando Lugo, el Obispo católico devenido presidente de Paraguay hace cuatro años, dejó su cargo el pasado viernes por la noche después de un juicio sumarísimo en su contra por parte del Senado de ese país. No se le dio el tiempo debido para defenderse de las acusaciones que se le hacían, “el mal desempeño de sus funciones en el desalojo violento que se desarrolló” hace una semana “en un predio de unas dos mil hectáreas, reclamadas como propias por el ex senador colorado Blas Riquelme, que dejó seis policías y once campesinos muertos”. Sus mismos acusadores se convirtieron en jueces. Dada la flagrante violación del derecho de defensa que asistía a Lugo, UNASUR Y MERCOSUR, dos organismos multilaterales latinoamericanos, han amenazado expulsar a Paraguay. Los golpes de estado, camuflados o no, se siguen dando en nuestro Continente.

A propósito del caso de Fernando Lugo e independientemente de la legalidad del proceso que se le siguió, me bullen en la cabeza preguntas y dudas que deseo presentar en las líneas que siguen.

Antes de su participación en la política, Fernando Lugo era Obispo de una de las zonas más pobres de Paraguay. Logra llegar al poder gracias al apoyo de una alianza de partidos de izquierda, organizaciones sociales, gremiales y campesinas y del Partido Liberal Radical Auténtico de tendencia centrista. Fernando Lugo es testigo de la pobreza y miseria en que vive su pueblo, busca un camino para ayudarlo y elige la participación directa en el servicio público, lo que le lleva a la presidencia del país. Las preguntas que me hago son las siguientes: ¿Estaba preparado Lugo para ser elegido presidente de Paraguay? ¿Es suficiente estar consciente de las angustias vitales de un pueblo para saltar a ocupar cargos públicos? Las mismas preguntas podemos hacérnoslas respecto a Jean Bertrand Aristide, sacerdote católico de Haití, que también fue depuesto de su cargo de presidente, en su caso, con la intervención directa de los Estados Unidos.

¿Qué se requiere para ser presidente, ministro, diputado, alcalde…? Yo diría conocimiento y experiencia; no basta la buena voluntad o el deseo de servir a su pueblo. Se necesita conocimiento de la cosa pública. Un estado no es la oligarquía y el ejército con la policía, no es una empresa privada, no es una diócesis, no es un gremio, no es un centro de estudios. Un estado es la nación con su territorio soberano y su pueblo que exige o debería de exigir su participación en la vida política, en la economía, en el entramado social, en los bienes de la cultura. Tener el conocimiento de estas exigencias, saberlas interpretar, entender el cómo se pueden convertir en un plan de nación con sus respectivos programas y actividades correspondientes es lo que se le debería de exigir a un servidor público ya sea para ocupar la primera magistratura o los puestos de menor rango.

No basta solo el conocimiento, es necesaria también la experiencia. No es lo mismo ocupar la silla presidencial o estar frente a una cámara de TV. Son dos cosas muy diferentes. En El Salvador tenemos la experiencia con Mauricio Funes, un presidente mediocre que un día tira para un lado y al siguiente para el otro pero brillante como periodista. La experiencia se adquiere en la política haciendo política que está íntimamente ligada a la economía, a las estructuras sociales, a la vida cultural.

En nuestros países, en la mayoría de los casos, se aspira a ocupar puestos públicos por las prebendas que se espera obtener: dinero y poder. Es común que un ganadero o tendero quiera ser alcalde o diputado o que un empresario lance su candidatura para presidente. ¿Qué se obtiene con eso? Que el tendero sea el nuevo rico del pueblo, que el empresario privatice los bienes de la nación para poder saltar a ser un nuevo millonario o multimillonario. El ejemplo más nítido lo tenemos en los cuatro presidentes de ARENA con el agravante de la corrupción. ¿Dónde están los 250 millones de dólares que desaparecieron con Elías Antonio Saca?

En mi vida he tenido muchas anécdotas y más de alguna ha sonado a fantasía. Les cuento la siguiente: Llegué a los Estados Unidos en Mayo de 1977. La guardia no me daba cuartel y por voluntad de Mons. Romero tuve que dejar el país. Ya para entonces, dos sacerdotes amigos míos habían sido asesinados, el P. Rutilo Grande y el P. Alfonso Navarro. Me establecí en Washington, DC en donde comencé a trabajar en la denuncia de las violaciones de los derechos humanos en mi país y en la organización de mis compatriotas y los nicaragüenses que querían el fin de los Somoza. Ya para entonces, existían muy buenas organizaciones de salvadoreños en California que tenían los mismos objetivos y a las que me invitaban. Nuestras reuniones eran abiertas y en ocasiones participaban empleados del gobierno del Presidente Carter. En una de esas ocasiones, poco antes del golpe de estado de 1979,  se me acerca un alto funcionario del Departamento de Estado a quien había visto en otras ocasiones pero desconocía quién era. Después de presentarse, me ofrece la presidencia de El Salvador; así de sencillo, me dice que puedo ser candidato a presidente. Sin duda ninguna, sabía del golpe de estado que se le iba a dar al general Romero en el mes de octubre. De inmediato le respondí que no tenía las cualidades para una posición semejante. Él me dijo: usted es querido por gran parte de su pueblo. Yo le respondí: eso no basta y agregué, no sé cómo organizar una campaña electoral ni tengo dinero. Él me dijo: de eso nos encargamos nosotros. Le dije que no sabía cómo presidir un país y el respondió: nosotros lo sabemos. Concluí que querían un monigote en la silla presidencial y tampoco tenía vocación para ello. Me pregunto ahora: ¿Cuántos monigotes hemos tenido en América Latina? No sé.

Concluyo: ya es hora que unamos dos palabras: pueblo y política.

Austin, Tx, 26 de junio de 2012